Diamante
Según Marilyn Monroe, los diamantes eran " los mejores amigos de las mujeres " y para Shirley Bassey " los diamantes son eternos ". Estas dos canciones populares modernas muestran la fascinación que esta piedra ha ejercido siempre.
Es imposible dar toda la información sobre un tema tan extenso, por lo que sólo hablaremos de algunas de las facetas de este símbolo tan potente.
La palabra diamante viene del griego " adamas ", que significa inexpugnable o invencible. Se puede ver que su raíz indo-europea “dam”, ceder o someter es también la base de la palabra " madame ", señora en francés.
El adjetivo " adamas " utilizado para describir la más dura de las materias conocidas, se convirtió en sinónimo de diamante, refiriéndose así, a la dureza de esta piedra formada por carbono, el elemento químico fundador de la vida, en su forma más concentrada.
Hoy en día, asociamos esta gema a la riqueza, a la prosperidad, al status social y al amor ; pero también el rayo, la magia, el alivio, la protección y el veneno fueron evocados en otros tiempos y por otras culturas.
Es la materia más antigua que tenemos ; 50 millones de años para los yacimientos más recientes y 2,5 mil millones de años para los más antiguos.
Se forma a más de 150 km bajo tierra y sube a la superficie por los volcanes, es también un material estratégico y de alta tecnología.
Los mitos y realidades asociados al diamante trascienden las culturas y los continentes. Griegos, Indios, Ingleses, Franceses, Alemanes, Hebreos, Latinos, Arabes, Japoneses, Americanos, Africanos, Coreanos, Poloneses y Chinos han descrito, entre otros, los poderes de esta gema.
La primera referencia conocida remonta a un manuscrito sánscrito, el Arthsastra, que se puede traducir como " la Lección del Provecho ", escrito por Kautilya, un ministro de Chandragupta de la Dinastía Maurya (322 a.C.-185 a.C.).
La literatura romana del primer siglo de nuestra era hace referencia a los diamantes procedentes de los aluviones encontrados en la India y en Borneo.
Los antiguos griegos y romanos los consideraban lágrimas de los dioses o destellos de estrellas y pensaban que las flechas de Cupido se terminaban por diamantes, teniendo así un poder inigualable.
Platón consideraba a los diamantes como seres vivos que contenían espíritus celestes.Los Hindúes creían que los diamantes habían sido creados por el rayo al golpear las rocas, incluso los colocaban en los ojos de algunas de sus estatuas.
Los grandes padres hebreos utilizaban el diamante para determinar la inocencia o la culpabilidad de un acusado. Frente a un culpable, el diamante perdía su brillo y se opacaba, mientras que frente a un inocente brillaba con vigor…
Los romanos lo portaban porque creían que les daba fuerza, valor y los hacía invencibles durante las batallas ; le atribuían también poderes mágicos para superar las dificultades de la vida.
Antiguamente los reyes, a la cabeza se sus tropas en los campos de batalla, portaban espesas pecheras de cuero adornado con diamantes y piedras preciosas pues se creía que los diamantes poseían las cualidades de los dioses y tenían un poder incomprensible para el común de los mortales. Por eso, los guerreros no se comparaban a aquellos que eran lo suficientemente ricos para adornar sus pecheras de diamantes mágicos.
Un acta de Luis IX (San Luis, 1214-1270), rey de Francia, estableció una ley suntuaria en la que reservaba los diamantes para el rey, indicando así su rareza y su valor.
Hasta el siglo XIV, sólo los reyes usaban diamantes como símbolo de fuerza y valor, después, esta piedra adquirió el estatuto de prueba de amor.
Pequeños diamantes empezaron a aparecer en el siglo XIV en decoraciones de joyería, montados principalmente para poner en valor las perlas ; pero la posesión de diamantes más grandes estaba reservada a la realeza y a las ricas familias. La corona imperial de la zarina Catalina II (1729-1796) con 4936 diamantes es un ejemplo palpable.
En la Edad Media y el Renacimiento, las sortijas montadas de una piedra preciosa no eran consideradas como una pieza de joyería, sino más bien como un amuleto que procuraba poderes mágicos a su portador.
Sobre oro y puesto del lado izquierdo, el diamante tenía el poder de alejar las pesadillas, los malos espíritus, los fantasmas y apaciguaba a las bestias salvajes.
Se creía que al tocar cada rincón de una casa con esta piedra, se le protegía del rayo, de las tormentas y de diferentes calamidades.
Los diamantes procuraban virtud y generosidad ; podían calmar a los enfermos mentales. Se creía también que en los tribunales favorecían a aquellos que los portaban.
No solamente se pensaba que los diamantes daban buena suerte y éxito, también que podían contrarrestar las previsiones nefastas de los astrólogos.
Los diamantes forman parte de los primeros medicamentos conocidos. En la Edad Media, se creía que el diamante aliviaba si el enfermo lo guardaba consigo y lo calentaba con su cuerpo en la cama.
Mientras que los diamantes se consideraban talismanes contra el envenenamiento, ingerir polvo de diamante era un veneno muy conocido.
Fue así como se piensa que el hijo del sultán Bajazet (1447-1513) envenenó a su propio padre al añadir una gran cantidad de diamantes en polvo a su comida.
En 1532 los médicos del papa Clemente VII le prescribieron catorce cucharadas de polvo de diamante y piedras preciosas, provocando así su muerte.
Ese mismo siglo, Catalina de Médicis era famosa por utilizar el polvo de diamante como veneno y Benvenuto Cellini, el famoso joyero italiano, relata un atentado contra su propia vida en el que un enemigo quiso agregar polvo de diamante a su ensalada.
La asociación del diamante al veneno fue tal vez difundida para desalentar el robo de diamantes para ser ingeridos, principalmente en el momento de su extracción.
El diamante, piedra de nacimiento del mes de abril es también la piedra del estado norteamericano de Arkansas